Heavy Rain / Análisis (PS3 – 2010)

Antes de nada: análisis 100% «spoiler free».

Heavy Rain es un juego que ha dado mucho que hablar. Difícilmente clasificable, hypeado y con el sello negativo de «película interactiva», la obra de Quantic Dream está más cerca de las aventuras gráficas que de cualquier otro género. El Asesino del Origami, cuatro personajes manejables cuyas historias frecuentemente se entrelazarán, lluvia constante y un acercamento al cine en su guión y en su estilo visual son sus credenciales. Veamos en qué acierta Heavy Rain y en qué naufraga.

Es casi obligatorio mencionar a Fahrenheit, la anterior obra de Quantic Dream, antes de hablar de Heavy Rain. Es en la comparación entre ambos en donde vemos cómo una buena base, cuidada, pulida y racionalizada, puede llegar a crear un buen producto. Fahrenheit en su momento tuvo muchos fallos, como un guión farragoso y una parte final de la trama decepcionante. Fueron esos fallos los que tiraron por la borda sus muchos aciertos.

«FBI Agent Norman Jayden. I’m gonna ask you some questions…» Los tramos con el agente del FBI aportan algo de variedad al juego. Tendremos que buscar pistas, relacionarlas y avanzar en la investigación.

No nos engañemos, Fahrenheit también tenía cosas muy buenas, entre ellas su puesta en escena y muchos tramos de juego realmente capaces de mantenernos en tensión. En Heavy Rain es como si David Cage, guionista de Fahrenheit, se haya tomado su tiempo en visitar foros, leer opiniones y actuar en consecuencia. En muchas cosas en donde su anterior obra no triunfó, Heavy Rain sale muy bien parada. Principalmente son tres apartados.

1º.- Su trama. Bien ha hecho Heavy Rain en alejarse de megalómanas ambiciones, ciborgs y poderes extraordinarios, mostrándonos una historia de «serial killer», suspense y acción, que bebe de películas como Seven, Zodiac o Saw.

2º.- Mejor ritmo. El juego consigue mantenernos frecuentemente en vilo gracias a varias escenas en las que tendremos que resolver situaciones en un determinado tiempo, con consecuencias drámáticas para los protagonistas en caso de no conseguirlo. La puesta en escena es genial y sus cuidados planos, junto a su gran trabajo de voces, consiguen que estemos atentos a la historia de principio a fin.

3º.- Toma de decisiones – resultados y menos interrupciones. A Fahrenheit le pesaba mucho una característica de su estilo de juego, y era que podíamos morir o ser capturados con la consiguiente pantalla de fin de partida, carga y reintento. En Heavy Rain no sucede de tal forma. Varios protagonistas de la historia pueden morir o alejarse de los acontecimientos para siempre, y el juego seguirá su curso presciendiendo de ellos y alterando varios sucesos. De nuestra habilidad con los QTEs (darle a los botones que nos mandan en el momento preciso, como en Shenmue o Resident Evil 4) dependerá que algunos personajes vivan o mueran, o que escojan diferentes alternativas o relaciones con otros personajes. Acertemos o no, tendremos que apechugar con nuestras decisiones hasta el final del juego, sin pantallas de carga ni Game Over de por medio, agilizando el juego sin esas molestas interrupciones.

¿Dejarle jugar a la consola hasta las 12 de la noche u obligarle a hacer los deberes? Your weapon is your choice…

Sin embargo, Heavy Rain vuelve a encallarse en muchos de los mismos problemas de su antecesor.

En primer lugar, su guión tiene fallos de coherencia importantes. Estos fallos pueden ser perdonables como, por ejemplo, una persona con pinta no demasiado buena que llega a un hotel en donde le dan la habitación sin presentar documentación ni forma de pago alguna; accidentes en autopistas sin apenas aparición de la policía y sin lesiones de importancia o alguna que otra incongruencia temporal. El problema son los fallos de guión no perdonables, directamente sin sentido y en los que el juego nos engaña deliberadamente para mantener un suspense a veces innecesario. Nos encontraremos con momentos en los que se nos da a entender que habrá muchas consecuencias según nuestro éxito en las pruebas, pero a veces no será así, dando una sensación muy plana y simple cuando rejuegas algún capítulo del juego y ves la decepción que eso supone. Estos errores de guión resquebrajan el título, que hace aguas en algunos tramos finales.

En segundo lugar, el control del juego, que como hemos mencionado, se parece a una aventura gráfica de «point and click» de interactuar* con el entorno. Los QTEs pueden llegar a cansar en algún momento, pero consiguen su objetivo de transmitir tensión (utiliza el sensor de movimiento del mando, obligándonos a agitarlo o a balancearlo suavemente en algunas pruebas). El problema principal es el movimiento de los personajes, que está mal conseguido: hay que pulsar un gatillo para caminar en lugar de poder moverse con el joystick, y es incómodo en la mayor parte del juego.

No es Heavy Rain, pero nos entendemos.

Además, esta apuesta jugable conlleva un problema en su esencia, y es la pasividad del jugador. Esto puede no gustar a mucha gente, ya que nos encontraremos con demasiadas cinemáticas y tramos en donde el juego simplemente transcurre, sin hacernos sentir que realmente lo estamos jugando. Acercarse al cine en cuanto a sus planos, actores y suspense le ha sentado bien al juego. Olvidarse en algunas ocasiones, precisamente, de que se trata de un juego, no.

Así y todo, Heavy Rain, con sus aproximadamente 8 horas de duración, es un producto que merece ser probado a pesar de sus errores. En Quantic Dream han sabido evolucionar mucho su propuesta, y si su próximo juego da un salto tan grande como lo ha dado éste, el resultado será de sobresaliente. Si te gustan los thrillers, el suspense, valoras un apartado sonoro cuidado (jugado en inglés el juego gana mucho) y buscas un juego diferente a lo habitual, disfrutarás mucho con Heavy Rain.

Madison, permite que te diga que estás como un queso.

Si, por el contrario, no te atrae demasiado esta propuesta jugable, aún así, te recomiendo que le des una oportunidad alquilándolo o pidiéndole a un amigo que te lo preste un fin de semana. Y es que Heavy Rain, aún con sus carencias y errores, merece que probemos lo que nos tiene que ofrecer.

* Acabo de descubrir que la palabra interactuar no está aceptada por la RAE.