Metal Gear Solid 4 / Análisis (PS3 – 2008)
Metal Gear Solid 4 fue concebido como el último Metal Gear. Un juego especial, pensado para los fans, en el que todos los cabos sueltos quedasen atados y se cerrasen las historias de todos los personajes.
Al terminarlo pensé: si los Metal Gear siguientes son como éste, también habrá sido mi último Metal Gear.
Metal Gear Solid 4 echa por la borda unas mecánicas jugables muy sólidas (todas las pequeñas cosas que podemos hacer funcionan muy bien, de verdad) por culpa de unas escenas cinemáticas exageradamente largas y pobres. Esto es un videojuego, es un medio en el que puedes soltar cosas sobre el universo del juego y los personajes de mil formas diferentes, desde papeles tirados por la calle hasta escuchas telefónicas grabadas. Kojima ha optado por el uso y abuso de las intros para contar la historia, y el juego lo acusa y acaba haciéndose tedioso. Para más inri, cuanto más avanzamos en el juego mayor será la duración de tales escenas, con lo que se crea una sensación de desgana: se unen el incremento de las intros y su duración con la pérdida de frescura de las mecánicas jugables, esto es, de cómo superar las fases y de lo que podemos hacer como Solid Snake.
Los 5 episodios del juego son distintos entre sí, y tienen el inconveniente de ir de más a menos. Dejan un poso mediocre en la parte final, ya que la sensación de sorpresa va descendiendo a cada minuto de juego. Al principio, ver todas las habilidades de Snake sorprende. Tenemos cosas como un traje de camuflaje y un robot que podemos controlar a distancia para ir por la vía del sigilo, pero también tenemos un gran arsenal para tomarnos el juego como un «shooter», en el que las coberturas, el «correr y disparar» o las cámaras funcionan muy bien si queremos afrontar el juego luchando contra los enemigos en lugar de avanzar sin que nos vean. En los primeros capítulos, además, es muy divertida la opción de conquistar zonas de batalla «echando» a los malos de la zona de combate y ayudando a la milicia local a ganar terreno. El tercer capítulo es muy bonito, pero cambia drásticamente, con Snake haciendo una brevísima misión de infiltración y otra de «shooter» sobre raíles, y el cuarto y el quinto acaban siendo dos capítulos muy oscuros, con partes jugables de pasillos que chirrían igual que el último «hit» de Cali y el Dandee, capítulos centrados en el combate contra Metal Gears y que no le hacen justicia a la calidad de los dos primeros.
Con respecto a las intros… basta dar un dato: cuando termina el capítulo 3, asistimos a una intro de unos 40 minutos de duración. No es que sea de mala calidad, en absoluto, pero yo al menos quiero jugar, quiero sentir que el protagonista del juego soy yo, que tengo el poder de activar los interruptores que ponen en marcha el juego. Si constantemente me están dejando sin el control del juego; si jugar a Metal Gear Solid 4 se convierte en avanzar por 4 escenarios muy bien hechos durante 20 minutos para asistir a una cinemática de otros 20 en la que me hacen pensar en dejar el juego para otro día, mal vamos. Ya me gustaría ver a mí si con una saga que no tuviese este renombre íbamos a ser así de pacientes.
Por lo demás, Metal Gear Solid 4 tampoco es un juego excesivamente extenso. Están cuidados los característicos detalles de la saga, como el humor o las referencias a otras entregas (aquí incluso visitaremos Shadow Moses, la base donde tiene lugar Metal Gear Solid). Los gráficos son sobresalientes y el apartado sonoro es muy bueno (voces en inglés).
Como no quiero extenderme demasiado, simplemente quiero alabar la cantidad de avances jugables de MGS4 y lo divertidas y bien hechas que están casi todas las partes en donde tenemos el control del juego. Pero también, destacar que los videojuegos no deben ir por este sendero del abuso de las escenas cinemáticas. Un juego tiene que estar, lo primero, bien escrito. Nadie pide que todos los juegos tengan que tener la prosa de García Márquez, pero primero de todo, dejando de lado la parte jugable, hay que escribir bien qué se va a contar y aprovechar las opciones que da un videojuego para contarlo. Y tampoco aburrir al jugador, al jugador hay que mimarlo. Podemos perdonar que un buen libro se haga un poco extenso si la temática que trata nos va a dejar bien saciada nuestra necesidad de ver las cosas de otro modo o nuestros conocimientos, pero las críticas que el juego hace (y que está muy bien que las haga, esto hay que valorarlo) no son tan trascendentales como para no terminar pensando que esto se le ha ido a Konami un poco de las manos. Kojima dice ser un fanántico del cine, pero debe ser también el típico amigo que es capaz de tragarse una película aburrida en una quedada mientras el resto, o bien nos quedamos dormidos, o bien esperamos ansiosos a que termine para ser los primeros en decir: «MENUDA MIEEEEEEEERRRRRDA DE PELÍCULA».
De verdad, mucha gente estará convencida de que este juego es un juego de 10 y se quedará supercontenta con un producto que alimenta todas y cada una de las peticiones de los fans de la saga. Ni les pretendo llevar la contraria ni me creo mejor que ellos ni nada por el estilo (que conste, de hecho, que me caen fatal los hipsters y su gafapastismo que nos salpica constantemente su supuesta superioridad cultural, que ellos mismos utilizan como barrera contra la clase «currela», de la que se enorgullece formar parte un servidor. Hipsters que son unos expertos culturales y saben apreciar matices que el resto de los mortales no sabemos, pero que luego se tienen que encontrar con la terrible realidad de que sus conocimientos no sirven para que una empresa les dé trabajo, pero este es otro tema, perdón), ni quiero parecer el gafapasta del blog, pero ni la cantidad de escenas cinemáticas son necesarias en MGS4 ni su calidad puede hacer frente a las geniales películas o series que, gracias a todo, podemos disfrutar hoy en día.
¿Liquid?
No decías mientras la jugabas que era el mejor Metal Gear?
Por lo que veo le han metido un poco de todo y dado que a Kojima siempre le han perdonado las extensas cinemáticas por ir seguidas de momentos de extrema originalidad, se le ha ido de las manos obviando un poco este segundo apartado; ¿No?
Es que los primeros capítulos están muy bien: son escenarios muy abiertos donde puedes infiltrarte como quieras, hay muchas alturas, conductos, sitios por los que meterse, cosas para tocar… pero el 65% restante del juego (la parte final) pega un bajón tremendo. Se vuelve pasillero, intros larguísimas, fantasmadas… aburrido.
Buen analisis.
Sin duda un juego hecho para los fans de la saga.
Puto Kojima, al final me veo comprando la PS4….