Shadow of the Colossus / Análisis (PS2 – 2006)
Tras el excepcional ICO lanzado en el año 2002 por Team ICO, la desarrolladora nipona encabezada por Fumito Ueda nos presentaba su nueva obra en el 2006 para PlayStation, Shadow of the Colossus, presente en todos y cada uno de los top 10 de la consola.
Las historia comienza con nuestro personaje atravesando con su caballo un enorme acantilado a través de un espectacular y a la vez estrecho puente de piedra que conduce a un paraje inhóspito desde hace siglos. A lomos de su caballo transporta el cuerpo inerte de una joven de tez blanca hasta un gran templo situado al otro extremo del puente. Cuenta la leyenda que un ser que aquí habita llamado Dormin tiene el poder de traer de vuelta a las almas de los muertos, por lo que una vez en el templo, nuestro protagonista cierra un trato con Dormin, un ser etéreo del cual solamente podemos escuchar su voz resonando en las paredes del templo. Deberemos encontrar y destruir a los 16 enormes colosos que caminan por ese paraje, representados a su vez por 16 estatuas situadas en el propio templo, que se destruirán con cada uno de los colosos que derrotemos.
Con la compañía de nuestro fiel (aunque un poco terco) caballo Agro, nuestro arco y una espada mágica que nos permitirá localizar a los colosos gracias al reflejo que el sol provoca en ella, deberemos adentrarnos en estas solitarias tierras y cumplir nuestro cometido para que Dormin devuelva la vida a la chica, aunque somos avisados por éste de que ésto conllevará un alto precio.
Las acciones que podemos realizar en Shadow of the Colossus no son demasiadas; son las que cualquier persona podría realizar a solas valiéndose por sí misma. Nos moveremos por unos enormes y vacíos escenarios que sin embargo han sido diseñados de un modo espectacular y es que, es esta sensación de soledad y de adentrarse en territorios desconocidos y abandonados durante siglos la que precisamente se quiere transmitir. El sonido del viento entre las ramas de los árboles, el silbido de las corrientes de aire que se forma entre las paredes de las galerías de piedra, las grandes extensiones de terreno y esas estructuras desconocidas que sin embargo encontramos de repente, proporcionan una sensación sobrecogedora durante toda la duración del juego, que unida a la impecable y espectacular factura de diseño de los colosos, repletos de pura personalidad, otorgan al producto un 10 en cuanto a diseño en todos los aspectos. No confundamos diseño con calidad gráfica, pues se nota que la resolución de PlayStation 2 se le queda pequeña a Shadow of the Colossus y se aprecian ralentizaciones o bajadas de imágenes por segundo constantes en casi en todos los momentos del juego. Aquí se terminan los defectos gráficos del producto, que como jugador «jarcor», no deberían importante teniendo en cuenta el resultado.
Las escenas cinemáticas son muy pocas; la introducción, el final y otras dos más de escasa duración. Han sido diseñadas con el propio motor del juego y no se abusa de efectismos ni movimientos bruscos de cámara, lo cual tampoco es necesario, logrando transmitir al jugador sensaciones de furia y tristeza. Lo cierto es que la disposición de esos pocos polígonos que se muestran en pantalla han hecho que se me escape alguna que otra lagrimita en el tramo final del juego, demostrando también que este juego que el ingenio y la sencillez pueden compensar la falta de recursos.
Las acciones que podemos realizar en el mundo de Shadow of the Colossus mientras exploramos sus tierras en busca de los gigantes de piedra son más bien pocas; podemos montarnos y cabalgar a lomos de nuestro caballo Agro, utilizar nuestra espada para reflejar la luz y así saber a dónde dirigirnos, podemos saltar y subir por salientes de piedra o por cualquier elemento al que un humano podría agarrarse y por último podemos utilizar nuestra espada y nuestro arco para apuntar y lanzar flechas a distancia. No existen más armas en el juego ni son necesarias y tampoco podemos realizar grandes acrobacias; es más, nuestro personaje tropieza cuando corre, se desequilibra mientras escala y tiene ciertas dificultades para manejar a su caballo como si de una persona real se tratase. Cuando nos topemos con el primer coloso, nos preguntaremos cómo podemos atajar la situación con todas nuestra limitaciones, pero pronto comprenderemos que si nos paramos a observar nuestro entorno, podremos utilizarlo para engañar a los gigantes o poner ciertos factores como la altura a nuestro favor.
El único fallo que podremos encontrar mientras exploramos puede ser que nuestro caballo es demasiado complicado de controlar; se desvía de su ruta, hace giros demasiado bruscos y no responde con precisión a nuestras órdenes. Obviando ésto, veremos en él a un fiel y temerario compañero que no dudará en echarnos una mano cuando pueda. La primera vez que jugué a Shadow of the Colossus no me percaté de que en ciertos árboles podremos disparar con nuestro arco a sus frutos para hacer que caigan y recolectarlos para aumentar nuestro indicador de salud máxima. Para aumentar nuestro otro indicador, el de aguante, podremos cazar unas salamandras especiales de cola plateada que encontraremos en las inmediaciones de los altares que hay distribuidos por el mapa, en los cuales también podremos arrodillarnos para guardar la partida. Es fácil que dichos pequeños elementos pasen desapercibidos debido al gran tamaño que todo tiene en el juego, pero aún así, fui capaz de eliminar a los 16 colosos, quedando claro que no será ésto lo que marque la diferencia.
Pasemos ahora a palabras mayores; los colosos. Cuando nos acerquemos a uno de ellos, aparecerán saliendo de una cueva, de la tierra, del agua o de algún acantilado; lo primero que deberemos hacer será utilizar nuestra espada para reflejar el sol y encontrar así sus puntos débiles representados por marcas brillantes, los cuales deberemos alcanzar bien sea escalando por el coloso o bien utilizando inteligentemente los elementos de los escenarios. A diferencia de la mayoría de los juegos de hoy en día, no existen transiciones digitales entre 2 puntos alcanzables mientras escalamos, por lo que sencillamente pulsando el botón de salto somo en Uncharted o God of War, no alcanzaremos el otro extremo de esa cornisa o esa mano del coloso a la que pretendemos agarrarnos. Nuestro personaje es «soltado» en el escenario o lo que yo llamo «personaje VS escenario», que bajo mi punto de vista proporciona las mejores experiencias jugables vistas hasta la fecha, puesto que lo mismo ocurre por ejemplo en la saga Thief. Shadow of the Colossus no es un juego fácil o rápido de digerir de entrada, es algo distinto, con unas cartas propias de las que los juegos de antes hacían uso; teniendo una mecánica jugable única que has de dejar que te atrape, lo cual a a buen seguro sucederá.
Los colosos son enormes criaturas de carne y piedra cuya lentitud será en la mayoría de los casos una ventaja para nosotros; tendremos que escalar por ellos mientras se mueven inquietamente para que nos quitemos de encima de ellos, nos tambalearemos y sufriremos junto a nuestro protagonista mientras una épica y maravillosa banda sonora nos acompaña. Viviremos sin duda alguna momentos que recordaremos toda la vida y es que si los sonidos ambientales son buenos, la banda sonora del juego es otro 10, transmitiendo la sensación de estar haciendo algo grande que unido a las vistas que se obtienen desde la cima de los colosos, nos proporcionarán momentos memorables.
No todo es bueno en Shadow of the Colossus; la cámara es una basura en ocasiones, engorrosa sobre todo si vamos a caballo; por el resto, aquí tenéis una nota que pocas veces veréis por aquí; así que si no lo habéis jugado, hacedlo y, es más, guardad el juego con cariño para que vuestros hijos y nietos puedan disfrutar de esta obra de arte en el futuro.
¡Bravo! Pues para mí es un juego de 10. Tiene la duración justa, y el viaje que te plantea el juego realmente deja huella. La música, como bien dices, es maravillosa (yo diría que la mejor que he escuchado en un videojuego), y la dirección artística es para darle un premio a los tíos que la idearon.
Además, es bastante original (cada coloso requiere obervación y habilidad), y es uno de esos juegos «experiencia». El que no disfrute del viaje que propone Shadow of the Colossus, lo siento, pero no tiene alma. Es una masa de carne hueca.
Y aún así yo me quedaría con Ico, su anterior obra. Es muy parecida (se da por sentado que tiene lugar en el mismo mundo), pero consiguió llegarme más hondo todavía. En cualquier caso, 2 juegos imprescindibles, en el Top 5 de mejores juegos de PS2 SEGURO. Hoy en día estos 2 juegos ni serían editados en formato físico, así está el panorama. Saldrían en formato descargable o indie.