10 motivos para ver The Office

Esta entrada no es habitual en el blog, pero me gustaría dedicarle un post a una serie de televisión que, si bien no es la mejor que he visto, sí tiene la característica de ser la única que he sido capaz de ver 2 veces, y hasta creo que me aguantará más visionados sin ningún problema cuando necesite volver a pasar un buen rato o recordar momentos. Hablo de The Office.

Antes de nada, hay que hacer una aclaración: me voy a centrar en The Office versión Estados Unidos, que es una adaptación de una miniserie llamada igual de la BBC que arrasó en 2001. Ésta, que también recomiendo -es muy breve, son 14 episodios de 20 minutos- se diferencia de la versión de Estados Unidos por ser más bestia en general, con un humor más negro, aunque igualmente genial y descacharrante. Su creador y actor principal es Ricky Gervais, un conocido guionista y comediante que a much@s de vosotr@s os sonará por hacer un par de monólogos en el teatro de GTA IV.

The Office nos muestra el día a día en una empresa que suministra papel de oficina. Un ambiente laboral variado en el que el funcionamiento de la empresa y los pequeños acontecimientos o trabajos que surjan serán el punto de partida de la mayoría de sus episodios, autoconcluyentes cada uno de ellos, aunque la trama general avance temporada tras temporada. Vamos a ello:

1. – Michael Scott.

Para el que escribe, a un nivel de llenar la pantalla similar al de Homer Simpson, con eso os lo digo todo. Un desastre con patas, vago, cotilla, inculto, egoísta, lleno de falsa sabiduría cuñada, el típico cuarentón/cincuentón que ha llegado a algo gracias a la situación de bonanza general sin tener puñetera idea… pero tierno, sensible y buena persona en el fondo (muy fondo, cierto). Viendo las desgracias de Michael, es inevitable acabar pensando si no será el ritmo de vida que tan de moda está -tener cada vez más responsabilidades, menos tiempo para uno mismo y más presión- el que ha generado y generará Michael Scotts a lo largo y ancho del globo. Steve Carell hace una interpretación alucinante, pasando de momentos hilarantes a sensibles, e incluso el summum: Michael Scott imitando a algún famoso o haciendo de tipo duro, de bromista o de responsable. El que no se ría viendo a Prison Mike (Michael haciendo de supuesto presidiario en referencia al reality show estadounidense Scared Straight) tiene al sentido del humor atrofiado. Fin.

2. – El estilo mockumentary.

Un mockumentary es, como su nombre indica, un falso documental o documental de coña. En The Office las cámaras que están grabando el supuesto reality show están como si tal cosa delante de los trabajadores de la empresa, y estos actúan sabiéndolo y haciendo pequeñas charlas delante de las cámaras, como en el confesionario de Gran Hermano. Creo que Modern Family usa el mismo estilo (no la he visto, pero me han comentado que así es). Podría parecer que la serie pierde fuerza por no utilizar el típico formato de actores delante de un graderío con público, pero el resultado es formidable, más creíble e inmersivo. Además, este estilo les permite salir de la oficina a menudo, con algunos momentos frescos para el espectador en donde otra gente es consciente de que hay unas cámaras grabando en el lugar o ver a los operadores de cámara del falso reality grabando desde lejos en exteriores para no asustar a los viandantes.

Sí, la página web de Dunder Mifflin también se le encargó a un amigo o familiar que «controlaba».

3. – Humor fresco con cosas del día a día.

Creo que The Office gusta mucho por retratar tan bien las cosas mundanas que pasan en ambientes laborales y en la propia vida normal de un currela que, si bien están bastante exageradas, consiguen llegar al espectador de forma muy natural y variada. Por ejemplo, en The Office serán recurrentes los chistes sobre las compras por Internet, el uso del mail y las redes sociales, el mundo televisivo del año, los compañeros de trabajo trepas, el frikismo en general, la típica enamorada de los animales, el currela medio, el MBA fracasado… todo está ahí, con chistes naturales del día a día pero bien representados y que en ningún momento cansan. El capítulo de la carrera solidaria, por ejemplo: el sobrado que presume de correr mucho, el que se infla a hidratos antes de la carrera porque lo vio en Internet, el que se rasca los pezones con la camiseta de deporte… han conseguido hacer buenos gags de todas las cosas que tenemos en nuestro día a día. No sólo eso, sino que se han atrevido a hacer humor con comportamientos tóxicos en ambientes laborales como la discriminación por sexo, etnia o religión, además de hacer chistes con las bajas laborales, con el funcionamiento de una gran empresa, con jefes ineptos, priorizar cosas absurdas en el trabajo, despidos… Las cenas de empresa, el GPS del coche, la boda de la compañera de trabajo, mirar si estás enfermo en páginas de Internet, el amigo cuñado y sus chistes de hace 50 años, los viajes de empresa, la adicción a las redes sociales, rolletes y noviazgos varios, la formación para empleados, la asistencia a ferias y congresos, la máquina de café y snacks, la navidad, acontecimientos televisivos… el repertorio de puntos de partida es de matrícula de honor.

4. – Excepcional para ver en inglés y afinar el oído.

Al contrario que la inmensa mayoría de series, The Office utiliza un vocabulario bastante útil si queremos repasar un poco el idioma de Shakespeare -toma ranciedad, usar lo de «El idioma de Shakespeare» en un texto en vez de usar, simplemente, inglés-. Al tener lugar el 95% del tiempo dentro de una oficina, con sus conversaciones sobre pedidos, puestos de trabajo, emails, grapadoras, contratos, nóminas, vacaciones, etc., se utilizan palabras realmente útiles en caso de tener que usarlas para el trabajo en nuestro día a día -cuanto menos es más útil que el vocabulario empleado para describir el ropaje de un guerrero-. Además, la referencia a la cultura pop es constante, con lo que 2 puntos más para referenciar The Office como una de las series más útiles y entretenidas si, a la hora de escoger una serie con la que drogarse, ponemos en la balanza las ganas de darle un repasillo al idioma de Shakespeare al inglés.

Además, el doblaje al español es HORROROSO. Todos los chistes, TODOS, pierden su gracia, y la selección de voces es absurda.

 5. – Alto componente friki.

The Office, en especial gracias a los personajes de Dwight K. Schrute y Ryan, es una serie bastante friki. Ahora mismo se me vienen a la cabeza gags como la defensa de Best TV Show ever de Battlestar Galactica, disfraces de personajes de videojuegos, chistes sobre argumentos de películas conocidas, partidas a Starcraft, Call of Duty o Second Life, imitaciones de Yoda u otros personajes míticos de la televisión o los constantes deseos de Michael de ser director de cine. Lost, The Wire (con el actor que hacía de Stringer Bell como invitado en algunos capítulos) o Harry Potter son otras referencias frikis que abundan en la serie.

6. – Una historia de amor apta para no sensibleros de garrafón: realista, tierna y bien contada.

Sin entrar demasiado en spoilers, la historia de amor principal de la serie es un ejemplo de que no hace falta ser un fan de novelas de quinceañeras para contar algo romántico de verdad. No se me viene a la cabeza otra historia de amor que me haya gustado tanto en ninguna otra serie y que tenga un final tan feliz, pues no creo que en la vida real exista un amor basado en gilipolleces y en sensiblerías que no pueden gustar a nadie que pase de la treintena salvo que el país de Peter Pan sea su lugar de residencia habitual durante más de 180 días al año. A tuitstars como Turista en tu pelo quizá no le guste demasiado una historia de amor creíble y tan real, pero qué sé yo.

7. – Formato ideal para ver mientras comes y cenas.

Cierto, cuando se hace una lista de este tipo se corre el riesgo de tener que escribir puntos de relleno, pero creo que este topicazo tiene un pase en The Office, pues la duración de 20 minutos es perfecta para ver una comedia que no te roba tiempo con introducciones o «anteriormente en…». En The Office es ritmo y humor desde el primer segundo, tan sólo interrumpido por la cabecera de 20 segundillos, así que se lo perdonamos.

8. – Aguanta visionados posteriores.

¡Y a la perfección! Además, aunque la trama general avanza con las temporadas, el argumento principal de los episodios es autoconcluyente, así que se puede escoger un capítulo al azar y disfrutar sin ningún problema. La variedad de escenas de humor es muy amplia, y el nivel es altísimo desde la segunda temporada hasta la séptima, en la que la serie flojea un poco. Igualmente, la mayoría de capítulos están a un gran nivel y los guionistas -muchos de ellos los propios actores- parecen estar sembrados en ocasiones.

 9. – No hay risas enlatadas.

A nadie le gustan las risas enlatadas. No son naturales, son forzadas y siempre dejan frío cuando se utilizan con un chiste malísimo. A The Office no le hacen ninguna falta: su humor es ágil y natural. La ironía, el doble sentido o los recursos a lo absurdo se plantan en la pantalla con naturalidad y sin tener que apoyarse en las 4 risotadas aburridas de siempre. ¿O es que a ti te gusta ir al cine y ver a media sala riéndose con un chiste MALÍSIMO mientras giras tu cabeza alrededor en señal de incomprensión?

 10. – Conocimientos de «management».

Y esto, aunque suene a coña, lo digo muy en serio. No perder el tiempo de trabajo en discutir tonterías y dedicarlo a mejorar las pocas cosas que de verdad hacen ganar dinero a una empresa; analizar el mercado y la competencia;  explicar cómo acortar costes; vivir procesos de absorción y fusión de una compañía, con su incertidumbre y cambios; la importancia del servicio al cliente y de cómo un error en un departamento contagia y retrasa a los demás; la necesidad de estar, como mínimo, alerta ante el cambio tecnológico; vivir un caso de fraude… todas estas cosas están en The Office, y en algunos episodios aprenderéis más que en el Grado en Turismo y que en cualquier Máster de Turismo juntos -y sí, no me subo al árbol y sé de lo que hablo. Si no me creéis, venid a matricularos a Ourense-. Relacionado muy estrechamente con el punto 4.

En fin, como veis, le tengo un gran cariño a esta serie y no dejaré de recomendarla jamás. Yo vi primero la versión británica, y no me podía creer que otro actor consiguiese interpretar a un jefe tan idiota como el que interpreta Ricky Gervais en The Office UK, pero lo cierto es que Steve Carell está de sobresaliente en todas y cada una de sus actuaciones. Los demás personajes, fijos salvo algún cambio en las temporadas finales y alguna incorporación a la mitad, están también muy bien interpretados y tinen un gran carisma. El único que no me termina de convencer el es personaje de Jim -el currela inteligente, con sentido del humor y eficiente-, que, si bien lo hace más que correctamente, en la versión UK está interpretado por el gigante Martin Freeman (El Hobbit, Fargo, La Guía del Autoestopista Galáctico) y es muy difícil llegar a esos niveles. Os animo a darle una oportunidad, sobre todo, a partir de la segunda temporada, que es cuando dejan de copiar las ideas de la versión británica y es donde la serie despega de verdad. Y cómo no, le dedico el post al recomendador de la serie, @ALBERT0FRANC0