God of War: Chains of the Olympus / Análisis (PSP – 2008)

La acción de God of War: Chains of the Olympus, desarrollado por Ready at Daws Studios transcurre antes de los sucesos de la primera entrega de God of War, tomando el control de Kratos en el periodo en el que sirve a los dioses realizando el trabajo sucio. Cronológicamente es el segundo juego de la serie, pues la última entrega para PlayStation 3, God of War: Ascension, transcurre antes que ésta.

El catálogo de juegos de la PSP de Sony podría considerarse más bien mediocre en general; siendo además muy poco los juegos que se adaptan al tipo de control que PSP ofrece, pues un solo stick analógico se queda corto. Sin embargo hay una serie de juegos que despuntan y en los que da gusto jugar en PSP como es el caso de Wipeout Pure y su secuela o el juego que ahora mismo estamos analizando. En Ready at Dawn se las han arreglado para ofrecer un control cómodo y crear un producto que gráficamente no parece ser de PSP, ofreciendo un juego que, sin alcanzar las cotas de excelencia de las dos primeras entregas, es muy digno.

Para nosotros la última entrega numerada supuso un bajón en la saga tal y como demuestra su nota, dándonos la sensación de que poco tiene ya que ofrecer; puedes consultar el análisis de God of War 3 aquí. La segunda entrega podría considerarse como la culminación en cuanto a interés, calidad y argumento, explotando además al máximo las posibilidades de PlayStation 2. Técnicamente lo mismo sucede con  God of War: Chains of the Olympus, la baja resolución de algunas texturas y la carencia de polígonos se compensa con unos paisajes espectaculares y una gran atención al detalle.

¿A dónde han ido a parar los polígonos y las texturas que tenía en otras entregas? !Ah, que estoy en PSP! Pensó asustada la bestia de un solo ojo.

Iniciamos la partida y comenzamos en la costa de Ática con la misión de detener el avance de los persas en mitad de una cruel batalla con el añadido de un enorme basilisco (especie de lagarto gigante) que podremos ver de fondo en todo momento durante la primera hora de juego al que, como no podría ser de otro modo, tendremos también que hacer frente. Francamente, me había asaltado la duda una y otra ver acerca de qué coño meterían en sucesivas entregas de God of War cuando ya nos habíamos cargado a toda la mitología griega; pero no, he de tragarme mis palabras porque de nuevo lo han conseguido. Quizás los personajes no sean como es lógico tan trascendentales como en sus predecesores, pero son interesantes y lo serían aún más si el argumento que los rodea estuviese un poco más currado, punto negativo del juego, siendo una mera excusa para desempolvar las espadas del caos.

Tras este primer nivel, Morfeo (no el de Matrix, sino el dios del sueño) lanza un manto de oscuridad sobre el mundo, haciendo que los dioses se duerman y desplegando sobre el mundo todo tipo de criaturas con malas intenciones. Nuestra intención será descubrir qué ha pasado y poner un poco de orden, repitiendo entonces las mecánicas argumentales de otras entregas: matar enemigos, acercarnos al objetivo pero cuando parece que está cerca terminamos en dios sabe donde por un error de logística o por una ida de olla de Pegaso, matar a más enemigos, intentar volver a nuestro camino pero, oh no, que nos han matado y vamos al infierno pero no estamos muertos del todo y volvemos a subir del inframundo al mundo de los mortales por enésima vez con el titán Atlas de fondo pero, oh no, nos caemos y vamos a … en fin, ya me entendéis.

Los jefes no son muchos pero resultan interesante, con mención especial a Caronte, un tío muy feo al que le hay que dar unas monedas para que nos deje cruzar un río en el inframundo si hemos sido malos en vida. Del resto no debería hablaros para no spoilearos la historia si pensáis jugarlo.

Será todo un placer matar a este lindo lagarto

Las armas serán solamente dos:

• Las espadas del Caos que ya todos conocemos, con los movimientos de siempre.

• El Guantelete de Zeus: Un enorme guante de hierro con una serie de movimientos muy interesantes.

Las armas son como podéis leer pocas y no demasiado originales, pero a diferencia de God of War 2, ambas son útiles y nos sorprenderemos intercalándolas constantemente.

Los poderes que obtendremos en God of War: Chains of the Olympus según vayamos avanzando serán:

• El genio: Invocaremos a un genio de fuego que golpeará el suelo, siendo el ataque más intenso cuanto más rápido pulsemos el botón círculo.

• Luz del amanecer: Entregada por Eos, es el nombre que se le ha dado al ataque a distancia en esta ocasión, mediante el cual podremos lanzar proyectiles de luz a nuestros enemigos.

• Máscara de Caronte: Adivinada a quién se lo arrebatamos… se trata de la máscara de Caronte, que nos permitirá paralizar momentáneamente a nuestros enemigos, causándoles también algo de daño.

• Escudo del sol: Permite protegernos y devolver ataques de nuestros enemigos; es el mismo escudo que Kratos utilizará posteriormente en God of War 3 bajo el nombre de «Escudo de Helios» (sí, el vellocino de oro de God of War 2 valía para lo mismo).

Durante la partida, como siempre, bien al matar enemigos o al abrir ciertos cofres, recogeremos orbes rojos para mejorar nuestras armas, orbes verdes para curarnos, orbes azules para poder utilizar nuestros poderes, ojos de gorgona para incrementar nuestra salud máxima y plumas de Fénix para aumentar nuestra capacidad mágica. Cómo no, también podremos echar un casquete si encontramos el húmedo lugar en el que esconden las damas en God of War… y no penséis mal, digo húmedo porque tienden a estar en aseos o piscinas de agua termal.

Algunos parajes surrealistas darán algo de variedad a los escenarios.

Tras terminarnos el juego, tendremos acceso a una serie de retos denominados desafíos de Hades (Destino ardiente, Perfección, La vida es corta, Triturador y Reyerta Épica) que nos proporcionarán unas horas de diversión extra; y digo horas porque a pesar de ser solamente 5, son tremendamente jodidos. Me los he pasado porque no disponía de otro juego en dicho momento, porque la verdad es que son más bien prescindibles.

Como podréis observar si es que os ha dado por abrir algún enlace, veréis que antaño mis análisis «molaban». Las horas de trabajo me han corrompido y hacen que no me llegue la suficiente sangre a la cabeza como para ser capaz de escribir un par de párrafos entretenidos. Aunque me suspenda a mí mismo, el juego se lleva un sobresaliente como juego de PSP pero, dado que no estamos aquí para comparar juegos malos con juegos peores para intentar hacer que los primeros parezcan mejores, lo dejaremos con un casi notable justo para evitar cierta tendencia conformista de experiencias jugables que últimamente vivimos.