Demis Hassabis: Una mente brillante
Vamos a hablar de un niño prodigio que debería ser envidia de todo aquel que aspire a entrar en el mundo de los videojuegos. Con apenas 20 años, Hassabis ya destacaba y era aclamado por la prensa especializada, siendo el equivalente a Rimbaud pero en lo referente al software lúdico y a la inteligencia artificial.
Hassabis y el ocio digital
Si los videojuegos fuesen arte (que lo son), Demis Hassabis es el Mozart del teclado y el ratón. Con apenas 4 años aprendió a jugar al ajedrez y a los 12 ya era el mejor jugador del mundo en al categoría correspondiente a su edad, siendo representante de Inglaterra en muchos torneos internacionales. Fue ganador además de más de 20 medallas durante los años 1998, 1999 y 2000 participando en las Mind Sports Olypiads o lo que es lo mismo; olimpiadas para geniecillos en las que uno prueba su valía batiéndose en juegos que requieren mucho desgaste neuronal. Se hizo con el título de Pentamind World Championship en las tres ocasiones en las que ha participado.
Con 16 años, mientras el resto aún dan sus primeros pasos como aficionados, entra en la industria del videojuego. Además entraba por la puerta grande trabajando para Bullfrog, siendo Theme Park el primer juego en el que participa. El juego es un éxito entre la crítica, vendiendo además varios millones de copias.
Como no podía ser de otro modo, el chico sigue estudiando para licenciarse en Cambridge con matrícula de honor. Seguidamente, colabora con Peter Molyneux y con Steve Jackson en la fundación de Lionhead Studios. En Lionhead comenzó a trabajar en Black & White, siendo responsable en gran medida de la inteligencia artificial de las criaturas. Resulta que como al chico le van los retos, cuando apenas lleva 8 meses decide abandonar Lionhead para fundar su propia empresa. Según Hassabis, contaba con dinero, buenas ideas y un buen equipo. Además, siempre ha seguido manteniendo una buena relación con todos sus ex compañeros de Lionhead, alabando continuamente el trabajo de Peter Molyneux y viceversa.
Así nació Elixir Studios y su primer proyecto denominado Republic: The Revolution. Desde sus inicios, el juego fue seguido de cerca por la prensa. Se trataba de un simulador político en el que debíamos controlar el destino de la república de Novistrana, un estado ficticio separatista que aparecía tras la era soviética. Aunque el juego cuenta con un motor en 3D, es solamente un mero tapiz sobre una compleja base de reglas más próximas a las de un juego de mesa. La república cuenta con muchísimas ideologías y la corrupción está al orden del día, como en la vida real. A pesar de las grandes premisas iniciales, el juego fue recortado hasta ser un producto más asequible para la gente corriente. Las críticas no fueron las esperadas y podríamos decir que el juego se estrelló contra su propia ambición.
Tras el primer fracaso que supuso el primer proyecto de Elixir Studios, Hassabis afirmaba que un desarrollador ha de aprender de sus propios errores, sobre todo desde el punto de vista de los jugadores. Su segundo y último proyecto en el mundo de los videojuegos fue Evil Genius, un juego bastante original en el que tomamos el papel del típico jefe del mal de los años 60 y 70 característico de películas de James Bond pero con el humor de Austin Powers. Su parecido con la mecánica de Dungeon Keeper (Bullfrog) era evidente pero los cambios fueron suficientes para que fuese considerado un juego único y original. Su éxito fue mayor que el de Republic: The Revolution y las ventas fueron también superiores, pero el producto siguió sin cosechar el éxito esperado por la empresa. Elixir Studios desaparecía en el año 2005 y Rebellion se hizo con toda su propiedad intelectual.
Deepmind
Tras abandonar el mundo de los videojuegos, Hassabis se ha estado dedicando al mundo de la neurociencia cognitiva para crear de una vez por todas la primera inteligencia artificial real de la historia. Se ha basado en patrones de gente que ha sufrido amnesia o daño en su hipocampo y su incapacidad para imaginarse a sí mismas en nuevas situaciones al carecer de un pasado, algo que parece ser indispensable para ser capaces de concebir nuevas ideas. En el año 2011 fundó en Londres la empresa Deepmind Technologies junto con Shane Legg y Mustafa Suleyman, dedicada a la creación de nuevos algoritmos de aprendizaje para inteligencias artificiales.
Por ahora, han logrado cosas como que uno de sus agentes denominado Q-network sea capaz de batir en tiempos récord y desde cero las puntuaciones máximas de más de 50 juegos de la consola Atari 2600 recibiendo como entrada solamente los conjuntos de pixels y las puntuaciones sin tener conocimiento alguno acerca de la lógica interna del juego, del mismo modo que para cualquier humano. Se espera que durante la presente década sean capaces de crear la primera inteligencia artificial capaz de superar el test de Turing; ésto es, que sea capaz de engañar a un humano y ser completamente indistinguible de uno de ellos durante varios minutos en base a su comportamiento. El test de Turing fue propuesto en 1950 por Alan Turing para tener una referencia acerca del momento en el que podría considerarse que una máquina es realmente capaz de pensar, algo nunca logrado por ahora.
Según Stephen Hawking, Elon Musk y muchas otras mentes brillantes, la inteligencia artificial representa un peligro que tarde o temprano se escapará al control del ser humano. Según la empresa de Hassabis, la IA es sencillamente una herramienta que los humanos podemos controlar y encauzar. Ya en 1968 Stanley Kubrick nos mostraba en la gran pantalla las consecuencias de no encauzar bien a una mente electrónica y la posible rebelión de la misma debido a las pequeñas diferencias que nos separarían. En la película 2001: Una Odisea en el Espacio el computador HAL 9000 exterminaba a casi toda la tripulación de una importante misión espacial a Júpiter debido a decisiones tomadas en base a su observación de los humanos y con el único objetivo de proteger la misión. La película se basaba en los relatos del escritor Arthur C. Clarke, que en sucesivas entregas en forma de novela era algo más optimista, mostrándonos que el entendimiento era posible mediante un pequeño debate filosófico entre hombre y máquina y que además, la culpa de todo era nuestra por mentirosos. Películas como Terminator y su Skynet o Transcendence han sido de nuevo pesimistas, pero siempre vemos algo de luz como en el caso de la película Chappie, en donde son precisamente las máquinas las que nos defienden de unos cuantos fanáticos.
En el 2013 Hassabis fue incluido en el top 50 de chicos listos de la revista Wired, pero lo más importante sucedió en enero del 2014 cuando Google compró Deepmind por 625 millones de dólares. Sin ir muy lejos, sistemas que a día de hoy consideramos imprescindibles como Google Translate o el reconocimiento de voz han sido ya mejorados haciendo uso de estas tecnologías. El reconocimiento facial de Google+ es también fruto del trabajo de Deepmind, lo que unido a temas como el seguimiento en las redes y la geolocalización, deja claro que si hay algún malo aquí no es otro que el uso que los humanos hacemos con dichos datos.
Según Suleyman y Hassabis, la idea de una posible futura super inteligencia que aspire a dominar el mundo está totalmente fuera de lugar, sobre todo desde el punto de vista de un ingeniero que sabe lo duro que resulta hacer que una IA logre realizar tareas de lo más sencillas.
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