El Efecto Proteus en las mujeres
Se supone que los videojuegos tienen que ser un escape de la vida real, esa forma de desconectar un poco del mundo en el que vivimos, los problemas que tenemos, la gente que conocemos, incluso renovar un poco las relaciones con otra gente que está para lo mismo que tú y nada más y, sin darte cuenta, has conseguido un amigo nuevo.
Sin embargo, parece que cada vez está más cerca de la realidad. Según un estudio de la Universidad de Stanford en el que se implica a 86 mujeres de entre 18 y 40 años, las jugadoras que usan avatares sexis (entre otros muchos, claro ejemplo de Lara Croft y sus enormes atributos con los que no sé cómo da saltado de un lado para otro sin que se le meta un pezón en el ojo al no usar sujetador), son mucho más propensas a verse a sí mismas como objetos.
Este estudio se basa en un fenómeno llamado “El Efecto Proteus” en las mujeres, por el cual el comportamiento de una persona se ajusta a su identidad digital. En otras palabras, al encarnar a un personaje en un mundo virtual, la actitud y las creencias de las personas podrían verse alteradas, cuanto más si se parece físicamente a su personaje en el juego.
En otro estudio de la misma Universidad, se escogieron grupos de estudiantes y les dieron un avatar a cada uno, para después colocarlos en una habitación virtual recreada a partir de la utilización de lentes para que interactuaran con otro avatar controlado por los investigadores y ver la forma en que cada uno se desenvolvía. Las pruebas demostraron que las personas con avatares más bajos se sometían bastante a las decisiones del otro personaje, mientras que las que tenían avatares más atrayentes adquirían una posición más dominante e incluso flirteaban con el otro personaje. Si los avatares representaban personas ancianas actuaban como tales, de forma que eran capaces de llevar a cabo esa representación de su personaje.
De esta forma, es posible que este cibermundo pueda provocar consecuencias psicológicas en las personas, sobre todo cuando éstas tienen muchos prejuicios o baja autoestima. Esto suele afectar en mayor medida a las mujeres que actualmente representan el 46 % del total de jugadores y que, en la mayoría de los títulos, los avatares femeninos tienen cuerpos despampanantes y pechos enormes.
He aquí un claro ejemplo con este Top 10 sacado de Gamegavel:
10.- Lara Croft (Tomb Raider)
9.- Ivy (SoulCalibur)
8.- Harley Quinn (Batman Arkham Series)
7.- Cirtra (Far Cry 3)
6.- Madison Paige (Heavy Rain)
5.- Cortana (Halo 4)
4.- Jill Valentine (Resident Evil Series)
3.- Sonya Blade (Mortal Kombat Series)
2.- Talia Al Ghul (Batman Arkham City)
1.- Liara T’soni (Mass Effect)
También las tenemos normalitas; como Kate Walker, la protagonista de Syberia.
De las del listado, si no está incluida la redactora, me quedo con Cortana, pero tal y como está, con ese tono azul digitalizado.
Lo siento, pero tengo que decirte que mi novio Adam te va a dar una paliza. Su cuerpo está compuesto en un 65 % por partes mecánicas, mide 1,90 y sus extremidades son robóticas. Además, lleva implantados unos lentes tintados en negro que intimidan que no veas… Es éste:
http://img.pixfans.com/2012/03/original1.jpg
Joder… un poco ridículo el tipo ese XD De no ser por el tema de la altura aceptaría el reto.
Interesante. Recuerdo que en OGame había un jugador que no se callaba, era meterse al chat y no paraba de hablar; y en el foro lo mismo: miles de mensajes a todas horas, siempre picando, metiendo baza, haciendo coñas, de compadreo… en una quedada lo vimos y… WHAT!? Era un gordo que no decía ni mú, andaba con nosotros pero casi no habría la boca; sólo lo hacía para engullir un trozo de comida. Espectacular el cambio de su «avatar» y él mismo.
Otro ejemplo pero al revés: un jugador que era un tocapelotas de primer nivel, un pesado, caía fatal, parecía un cani… pues en persona era un tío majísimo, muy buena gente, y estaba cursando estudios superiores con trabajo de fines de semana, vamos, que no era tonto. Curioso.
El gordo granudo seguro que se las llevaba a todas de calle en el WOW o en Lineage.