Kuru Kuru Kururin / Análisis GBA (2001)

Es uno de los primeros juegos que recuerdo en GBA, y también recuerdo que me sentí reticente a probarlo. Me parecía una mierda. Sin embargo, un colega lo jugó y me dijo que lo probara, que estaba genial. Y tenía razón. No se debe juzgar un libro por su portada, ni un videojuego por su apariencia.

Con un sencillísimo sistema de juego, Kuru Kuru Kururin nos enganchará hasta que nos lo acabemos.

El argumento trata de Kururin, un pequeño… pollo/pingüino que debe ir en busca de sus hermanos perdidos, utilizando para ello el «Helirin», una nave con dos enormes hélices capaz de viajar entre mundos, lo que le permitirá al pequeño héroe ir en busca de sus hermanitos.

Una premisa tan sencilla como sus controles. Básicamente, desde una vista cenital, debemos avanzar con nuestra nave a través de laberintos, evitando que las hélices choquen con las paredes. Podemos movernos más rápido pulsando un botón, pero las hélices nunca pararán de girar… y es aquí donde se nos complica el invento.

Los laberintos tendrán zonas estrechas y más amplias, o esquinas donde poder meter las hélices, pero no demasiado rato, debido a la rotación. En cada nivel, tendremos 3 toques. Si chocamos las 3 veces perderemos. En las fases más grandes, habrá unas zonas de curación, si conseguimos llegar a ellas, recuperaremos vida.

Aparte de perder vida, nos sumarán segundos, fastidiando nuestros records

También encontraremos otros objetos como trampolines, que cambiarán la rotación de la nave, o coleccionables como colores para la nave, y nuestros hermanitos.

Cuando avancemos a los mundos más complicados, empezaremos a tener también obstáculos extra, como cañones que nos dispararán, o bolas de pinchos… lo típico.

A través de 10 mundos con 3 niveles cada uno, más el tutorial y el mundo secreto, debemos avanzar con pericia para salvar a nuestra familia. Aun así, podemos completarlo en poco más de una hora si es la primera vez que lo jugamos. Los primeros niveles fácilmente los superaremos en 20-30 segundos, pero hacia el final, nos llevará más tiempo.

Gráficos: Muy sencillos. Desde luego no es una revolución gráfica, pero bueno, el estilo de juego sí que era sorprendente e innovador.

Banda sonora: Acompaña bien al estilo del juego, pero tampoco es su mejor faceta, cada mundo, tiene una inspiración diferente, el mundo de hielo suena rollo navideño, la jungla… rollo jungla…

Contenido: El juego presenta modo Fácil (donde la nave será más pequeña, por lo que facilitara la aventura), normal, y difícil, además de un Challenge Mode, con niveles pequeños pero matones. Lo malo es que solo tendremos como motivo de rejugabilidad, obtener todos los colores para el Helirin y a nuestros hermanos. También tiene un modo multijugador, pero nunca lo he probado, solo sé que con un solo cartucho se podía jugar.

En resumen, un juego muy divertido y adictivo, bastante mejor de lo que te esperas al ver la portada, aunque seguramente el precio en su momento no ayudaba a su adquisición. La verdad es que si saliera para móviles, lo petaba.