Vamos a hablar de un juego que tiene una premisa de lo más original: ponerte en la piel de un ciervo y sumergirte en un mundo formado a partir de niveles generados proceduralmente. Se trata de The Deer God, un juego creado por Crescent Moon Games en el año 2014 gracias a una exitosa campaña de crowdfunding en Kickstarter. La idea era buena y si echamos un vistazo a la estética retro que podemos ver en las capturas de pantalla del juego, lo cierto es que el juego promete. A pesar de que era posible jugar a The Deer God cuando fue puesto a la venta mediante Steam Greenlight, se trataba solamente de versiones de prueba y no ha sido hasta mediados del 2015 cuando el juego tuvo su primera versión real.
Argumento de The Deer God
Según cuenta una profecía extendida entre los ciervos más ancianos del bosque, un humano vendrá al mundo en forma de ciervo para descubrir el motivo de su existencia. En la introducción veremos que inicialmente el protagonista es un cazador y que después acabar con la vida de unos indefensos cervatillos, muere tras ser atacado por una manada de lobos. Tras escuchar unas cuantas palabras de la diosa de los ciervos, nos reencarnaremos en un pequeño ciervo. Hemos sido castigados por crueles y ahora, con nuestro nuevo cuerpo de ciervo, debemos recuperar una serie de reliquias que se encuentran esparcidas por el mundo del juego.
Primeras impresiones
El juego se desarrolla en un mundo en 2D que veremos con una cámara de scroll lateral al igual que los mejores juegos de plataformas de hace unas cuantas generaciones. Cuando tomamos el control del ciervo, podremos disfrutar de unas animaciones muy fluidas y de unos fondos muy bonitos, con un toque artístico muy personal. Los gráficos son pixelados, pero es algo que además de estar hecho a propósito, sienta de maravilla al juego.
Al igual que las viejas glorias del género, no existe un tutorial, por lo que tenemos que descubrir todo mediante ensayo y error, algo que puede resultar frustrante debido a las pocas explicaciones que se ofrecen. Por un lado están los juegos que te atosigan con infinidad de mensajes emergentes durante la primera hora de juego y por otro lado está el otro extremo, que es el juego del que estamos hablando. Un manual o un breve mensaje acerca de cómo controlar a nuestro cervatillo no habría estado mal.
En cuanto nos acostumbremos a los controles veremos que podemos desplazarnos lateralmente, saltar y realizar embestidas para destrozar arbustos o para terminar con la vida de las fieras criaturas del bosque.
Un ciervo de los más ancianos del lugar nos encomendará recoger las reliquias de las que hablábamos, siendo así como comienza nuestra aventura en un prometedor juego de plataformas con toques de aventura gráfica y rol, ya que además de poder mejorar nuestros atributos y de ganar nuevas habilidades también existen quests que tendremos que realizar para varios personajes que nos iremos encontrando.
Los niveles del juego se generan proceduralmente, los días irán pasando y nuestro ciervo crecerá. En cuanto a nuestro ciervo le salgan cuernos y sea algo así como un adolescente, podrá reproducirse con otros ciervos hembra que nos encontraremos. Tanto para evitar controversia como para evitar que veamos cosas que en realidad no queremos ver, se ha incluido un indicador de progreso representado con un corazón en lugar de una animación de cópula. Como resultado del emparejamiento, aparecerá instantáneamente un pequeño ciervo que nos seguirá a cualquier lado, aunque suele caerse y morir en los primeros agujeros con pinchos que nos encontremos. Cuando nos caigamos por un precipicio o cuando perdamos la vida a manos de algún animal salvaje, tomaremos el control del cervatillo que nos acompaña. Si el cervatillo se ha quedado por el camino, no pasará nada, puesto que apareceremos en el lugar donde estaba su madre.
Además de todo ésto y aunque no se nos explica, existe un sistema de karma positivo y negativo que variará según matemos a peligrosos animales salvajes o a pequeños animales indefensos. Si matamos a zorros, jabalís y cazadores humanos, aumentará nuestro karma positivo, pero si matamos a pequeños animales y morimos, es probable que nos reencarnemos en un zorro o un conejo. El problema es que como conejos no podremos hacer demasiadas cosas, por lo que es mejor dejarse matar para reaparecer lo antes posible.
Entrando en materia
Los gráficos de The Deer God son muy bonitos y están plagados de detalles como hojas que se caen, reflejos en un lago a lo lejos o manadas de patos, pero de poco sirven cuando la mecánica de juego está tan poco cuidada. El sistema de cámara está tan mal implementado que será muy habitual hacer saltos de fe sin saber muy bien en dónde vamos a caer. Podemos acercarnos a los bordes de algunos precipicios, pero en muchas ocasiones, ni así podremos hacernos una idea de lo que hay en el lugar al que tenemos pensado saltar. Moriremos muchas veces por este motivo y lamentablemente no será nuestra culpa, sino del juego. Este problema es derivado del sistema de generación de escenarios, que además también acostumbrará a ponernos delante saltos que son imposibles si somos un pequeños ciervo, teniendo que esperar algunos minutos hasta que tengamos cierto tamaño y podamos realizar el salto que necesitamos para sortear el obstáculo que nos impide continuar. En caso de que al morir nos reencarnemos en un puercoespín que, al contrario que la mascota de SEGA, es incapaz de saltar, puede que tengamos que esperar varios minutos en el agujero en el que hemos aparecido hasta morir de hambre. Vamos, que el juego no es consistente consigo mismo.
La iluminación del escenario cambiará progresivamente según se vayan alternando el día y la noche, pero además, también hay varias localizaciones como áreas desérticas, áreas de bosque, selvas o paisajes nevados. En el fondo todo ésto da igual porque el concepto de procedural se queda en una serie de bloques prediseñados que se van alternando. En ocasiones puede llegar a repetirse el mismo tres veces seguidas, dando una sensación de Déjà vu constante. Es algo que podría pasarse por alto si el juego nos recompensase de algún modo mientras jugamos, pero como veremos, no estamos ante un producto demasiado jugable.
Tierra, trágame
El juego incorpora una serie de puzzles, pero son tan obvios y tan limitados que casi podrían haberse obviado por completo. Lo peor será cuando coloquemos mal alguna piedra tras haberla empujado y necesitemos resetear el puzzle, teniendo que ir unos metros en dirección contraria y volver hasta que todos los elementos del puzzle vuelvan a su posición original.
Lo mismo ocurre con las misiones que nos propondrán algunos humamos con los que nos encontraremos, que además de no ser muy abundantes, son malas. Por ejemplo, un cura que reside en una iglesia nos pedirá que traigamos fieles a su iglesia. Pues bien; bastará con salir de la iglesia y avanzar menos de diez metros para dar con un grupo de feligreses que estarán dispuestos a seguirnos de vuelta a la iglesia. Lo mismo ocurrirá con el resto de misiones salvo con alguna que no podremos terminar pon culpa de los numerosos bugs.
En el mundo de The Deer God existen 6 jefes finales cuya resistencia y potencia de ataque nos supera por mucho. Para terminar con los jefes, podemos embestirlos o utilizar alguna habilidad como la de echar bolas de fuego cuando la consigamos. También hay varias estatuas de la diosa de los ciervos repartidas por el juego que cuando nos acerquemos a ellas también nos permitirán guardar nuestros progresos para continuar desde ahí en caso de que perdamos la vida, aunque, eso sí, continuaremos también como un ciervo pequeño. En muchas otras ocasiones, el juego guardará porque le da la gana. El gran problema vendrá cuando os pase lo que a mi; es decir, que el juego guarde vuestro progreso sin motivo alguno dentro de la cueva de algún jefe en un momento en el que no os conviene y no tengáis otro modo de salir de la cueva que esperar a crecer. La cosa puede ser aún peor si, al igual que también me ha pasado a mi, lográis bajar a cero la barra de vida de un jefe pero éste se resiste a morir aunque estemos media hora embistiéndolo y, como es inmortal, necesitemos comenzar una nueva partida y perder todos nuestros progresos.
Pero los bugs no terminan aquí; en una segunda partida conseguí terminar con el jefe, pero algo después, todo desapareció del escenario salvo uno de los fondos y, para complicar aún más las cosas, va el juego y guarda. Tras cargar la partida, y probar lo imposible, el problema perduraba y dejé de jugar para escribir este análisis. Un análisis de un juego al que no es posible jugar.
A pesar de las habilidades que iremos ganando, no nos sentiremos más fuertes ni tendremos sensación de progreso salvo por el indicador de progreso que se nos muestra cada vez que carguemos la partida.
Diferencias entre versiones
Debido al sistema de control de este juego es recomendable jugarlo con mando, por lo que la plataforma ideal es una consola o un PC con mando. En las versiones de Android e iOS se nos mostrará en pantalla una cruceta y un par de botones superpuestos sobre el juego, aunque la localización de estos botones cambiará dependiendo del lugar que toquemos de la pantalla. Dado que el juego está diseñado con una estética pixelada, no hablaremos de diferencias gráficas, porque son casi inexistentes.
En resumen
The Deer God parte de una premisa muy original, pero el producto resultante es un juego plagado de fallos y errores al que no es posible jugar en condiciones. Si pudiésemos guardar cuando quisiéramos, estos problemas podrían pasarse por alto, pero no cuando existe una sola ranura de guardado automático asociada un perfil en el que se guarda la partida por sí sola. Salvo por la parte artística y viendo los objetivos de las misiones, tampoco parece ser que se haya puesto demasiado interés en crear un producto al que disfrutar jugando. Se trata de un juego recomendado exclusivamente como experiencia y si además está de oferta, pero no como juego a no ser que seas fan de Bambi.
joer… lei la mitad del analisis pensando «que chulo, los gráficos molan, la idea es original, tendra buena nota» y en esto empiezo a leer lo de la camara controles, y demas…
menudo bajon… y menudos bugazos…
Cuando quieras te enseño mis partidas guardadas XD. También estaba bastante ilusionado y no se qué es lo que tiene el juego, que te anima a seguir… hasta que algún bug te lo impide. Hay juegos de PC que son buenos y que también están plagados de bugs, pero al menos puedes guardar varias veces y cuando quieres; pero en este juego no te queda otra que repetir todo lo que has hecho, y pueden ser varias horas. Habrá que esperar a futuras versiones, si es que las hay.